De origen húngaro, tras
estudiar Derecho y volver del frente, en 1918, decide consagrarse a la pintura.
Entra rápidamente en contacto con Kurt Schwitters, Raoul Hausmann y El
Lissitaky, frecuenta los medios dadaístas y constructivistas y realiza obras
inspiradas en las exploraciones de estos movimientos. A partir de 1922 afirma
su personalidad artística y encuentra realmente su estilo original. Como muchos
artistas de esta época (por ejemplo, los constructivistas en Rusia, de Stijl en
Holanda), experimenta materiales inéditos (acetato de celulosa, plexiglás,
aluminio), se entusiasma por las nuevas posibilidades técnicas, defiende la
interdisciplinariedad entre las artes, la industria y las ciencias, pero
además, es sin duda uno de los artistas que ha propuesto uno de los modelos
estéticos más completos de nuestra modernidad. En sus obras, en su aportación
didáctica como profesor (sobre todo en la Bauhaus, en Alemania, de 1923 a 1929,
y en el Institute of Design de Chicago, de 1937 a 1946) y en sus escritos,
Moholy-Nagy contribuye en gran medida a renovar las formas de interacción entre
la sensibilidad y el pensamiento, y en este sentido, algunas de sus propuestas
son vigentes hoy día.
Su
aura de humanista del Renacimiento se debe esencialmente a un hecho: aunque no
sea siempre el primero en utilizar una técnica o un material, en cada ocasión,
y sea cual sea el ámbito, innova radicalmente. En su obra, los hallazgos
formales tienen ciertamente un papel plástico autónomo, pero él les confiere
una función esencial a sus ojos, que consiste en transformar el ser humano
tanto en su modo de vida, su psicología y fisiología como en su intelecto.
Moholy-Nagy, que vivió durante un período extremadamente agitado, quería que el
hombre dejara de ser un instrumento o una cosa para convertirse, mediante la
actividad creadora, en el único productor y constructor de su existencia. En
este sentido, el artista seguía el espíritu utópico de su tiempo: su voluntad
de desarrollar al máximo las capacidades físicas y la conceptualización humana
en una síntesis funcional del cuerpo y el espíritu explica su búsqueda
incesante de nuevas formas plásticas.